¿Por qué la USAID de Biden entregó patógenos mortales a China?

La USAID envió en silencio miles de muestras de virus al Instituto de Virología de Wuhan (WIV), un laboratorio vinculado al ejército chino, durante un periodo de diez años. Documentos internos revelan que no existía ningún acuerdo formal ni supervisión por parte de EE. UU. Esta revelación genera serias preocupaciones sobre la bioseguridad y el juicio de la agencia.

Los documentos, obtenidos mediante la Ley de Libertad de Información (FOIA), muestran que el programa PREDICT de USAID, financiado con $210 millones y administrado por la Universidad de California en Davis, recolectó muestras virales a nivel global. Sin embargo, al concluir el financiamiento en 2019, no existía un plan para el almacenamiento a largo plazo. A pesar de esta omisión, USAID ordenó que 11,000 muestras procedentes de Yunnan—región que alberga virus estrechamente relacionados con el SARS‑CoV‑2—fueran enviadas al WIV, aunque este laboratorio chino nunca fue un socio oficial del programa.

El Instituto de Virología de Wuhan ha sido criticado por sus deficientes prácticas de bioseguridad y por sus vínculos conocidos con el Ejército Popular de Liberación. Informes indican que algunos virus almacenados en el WIV representan riesgos pandémicos, y que expertos del gobierno de EE. UU. no tienen acceso a ellos. Ninguna de las muestras fue transferida o duplicada para su custodia en instalaciones estadounidenses, en violación de protocolos estándar de bioseguridad.

Un alto funcionario del Departamento de Estado declaró que las investigaciones continúan activas, y subrayó que bajo una administración Trump, Estados Unidos no apoyaría programas de este tipo.

“Las investigaciones relacionadas con el financiamiento anterior de USAID a programas de salud global siguen activas… El pueblo estadounidense puede estar tranquilo sabiendo que bajo la administración Trump no financiaremos estos programas controvertidos,” afirmó el funcionario en un comunicado al Daily Caller.

El senador Marco Rubio criticó las acciones de USAID, sugiriendo que la agencia ha fallado repetidamente en defender los intereses de Estados Unidos.

“Más allá de crear un complejo industrial de ONGs a nivel mundial con dinero del contribuyente, USAID tiene poco que mostrar desde el fin de la Guerra Fría… Los objetivos de desarrollo rara vez se cumplen, la inestabilidad a menudo aumenta y el sentimiento antiestadounidense no ha hecho más que crecer,” declaró Rubio.

El biólogo molecular Richard Ebright, de la Universidad Rutgers, señaló lo obvio: enviar muestras de virus sin documentación, protocolos de prueba ni acuerdos de cadena de custodia es una acción imprudente. Afirmó que el contrato “requería que todas las muestras, o al menos copias de ellas, fueran transferidas y almacenadas por una instalación del gobierno de EE. UU.”

Este escándalo resalta la urgente necesidad bipartidista de imponer controles más estrictos sobre la investigación internacional de patógenos. Legisladores conservadores argumentan que pone de manifiesto una falla más amplia de EE. UU. al no asegurar agentes biológicos peligrosos. El incidente también reaviva el debate sobre los orígenes del COVID‑19 y la postura de Estados Unidos frente a la salud global.

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