El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) concluyeron una investigación interna que reveló que la administración Biden cometió “abusos generalizados” contra ciudadanos estadounidenses.
Funcionarios de la era Biden colocaron a estadounidenses en listas de vigilancia y les negaron abordar vuelos por resistirse a los mandatos de uso de mascarilla en los meses posteriores a que los CDC relajaran sus políticas tras el COVID. Usando la protesta del 6 de enero de 2021 como justificación, los funcionarios incluyeron a ciudadanos en listas en una “campaña dirigida de acoso” sin una amenaza clara o inmediata a la seguridad, explicó la TSA.
La TSA afirmó que los hallazgos demuestran un “claro sesgo político”, ya que las autoridades no marcaron a quienes “atacaron a las fuerzas del orden, incendiaron ciudades y destruyeron propiedades durante las protestas generalizadas y violentas de George Floyd en 2020”. Aunque algunos funcionarios de la TSA plantearon preocupaciones sobre las violaciones a la privacidad, fueron ignorados.
“El administrador de la TSA de Biden, Pekoske, y sus compinches abusaron de su autoridad y politizaron al gobierno federal contra el mismo pueblo que estaban encargados de proteger”, dijo en un comunicado la secretaria del DHS, Kristi Noem.
“La TSA de Biden abusó salvajemente de su autoridad, apuntando a estadounidenses que no representaban ningún riesgo para la seguridad aérea bajo el pretexto de diferencias políticas. El presidente Trump prometió acabar con la politización del gobierno contra el pueblo estadounidense, y estamos cumpliendo esa promesa. Estoy remitiendo este caso al Departamento de Justicia y al Congreso para su investigación”, añadió.
La información sigue a otra investigación interna que reveló que la ahora directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, fue incluida en una lista de vigilancia bajo el programa Quiet Skies.
Desde entonces, Quiet Skies ha sido eliminado, con Noem anunciando en junio: “Está claro que el programa Quiet Skies fue utilizado como una agenda política de la administración Biden—politizado contra sus opositores y explotado para beneficiar a sus aliados adinerados.”
“No obstante, las funciones críticas de aviación y seguridad de la TSA se mantendrán, y la administración Trump devolverá a la TSA a su verdadera misión de enfocarse de manera precisa en la seguridad del público viajero. Esto incluye restaurar la integridad, la privacidad y la aplicación equitativa de la ley para todos los estadounidenses”, concluyó Noem.
