El Secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. pidió a todos los países que eliminen el conservante de vacunas a base de mercurio, el timerosal, de las inoculaciones.
“El Convenio de Minamata nació de una convicción moral compartida de que ningún ser humano debería sufrir por la exposición al mercurio”, dijo Kennedy en un mensaje en video.
“El Artículo 4 del Convenio insta a las partes a reducir el uso de mercurio eliminando gradualmente los productos que lo contienen. Pero en 2010, mientras se elaboraba el tratado, los negociadores hicieron una gran excepción. Las vacunas que contienen timerosal fueron excluidas de la regulación”, explicó, y continuó preguntando: “¿Por qué? ¿Por qué tenemos un doble estándar para el mercurio? ¿Por qué lo consideramos peligroso en las baterías, los medicamentos de venta libre y el maquillaje, pero aceptable en las vacunas y empastes dentales?”
Kennedy señaló que el conservante “nunca ha sido sometido a pruebas de seguridad adecuadas en humanos”.
“La propia etiqueta del timerosal exige que se trate como material peligroso y advierte contra su ingestión. No existe un solo estudio que demuestre que es seguro”, dijo. “Por eso, en julio de este año, Estados Unidos cerró el capítulo final sobre el uso del timerosal como conservante en vacunas, algo que debería haber ocurrido hace años.”
“Quiero ser claro: es inexcusable que los gobiernos de todo el mundo todavía permitan compuestos a base de mercurio en la atención médica, cuando existen alternativas seguras. Ahora que Estados Unidos ha eliminado el mercurio de todas las vacunas, hago un llamado a todas las autoridades sanitarias mundiales y a todas las partes de este convenio para que hagan lo mismo”, declaró Kennedy en su discurso.
A principios de este año, Kennedy promovió la recomendación de eliminar el timerosal de las inoculaciones.
“Después de más de dos décadas de retraso, esta acción cumple una promesa largamente esperada de proteger a nuestras poblaciones más vulnerables de la exposición innecesaria al mercurio”, afirmó Kennedy en ese momento. “Inyectar cualquier cantidad de mercurio en los niños cuando existen alternativas seguras y libres de mercurio desafía el sentido común y la responsabilidad de salud pública.”
