La controversia sobre los pagos durante el cierre del gobierno está creciendo después de que todos los demócratas en el Congreso —excepto cuatro— votaran en contra de un proyecto de ley republicano de financiamiento que habría mantenido al gobierno abierto. Como resultado, millones de empleados federales se quedan ahora sin salario, mientras que los miembros del Congreso continúan recibiendo sus sueldos financiados por los contribuyentes, de 174.000 dólares al año.
La ley federal garantiza que los legisladores sean pagados durante un cierre, aunque pueden diferir o donar sus cheques. Al menos seis senadores republicanos, incluida Katie Britt (R-AL), han pedido retener su paga, sumándose a algunos demócratas como Andy Kim (D-NJ). Pero muchos demócratas prominentes que denuncian el cierre no han hecho lo mismo.
El senador Rubén Gallego (D-AZ) rechazó la idea por completo, diciendo a NBC News: “No soy rico y tengo tres hijos. Básicamente estaría dejando de pagar, ya sabe, la hipoteca, el alquiler, la manutención de los hijos”. El Comité Nacional Republicano lo criticó por aceptar “descaradamente” un salario mientras los trabajadores federales quedan con las manos vacías.
El líder de la minoría en la Cámara, Hakeem Jeffries (D-NY), esquivó la pregunta de si renunciaría a su salario de 193.400 dólares, afirmando que las decisiones durante el cierre dependían de cada miembro. Por su parte, la representante Jasmine Crockett (D-TX) admitió: “los miembros del Congreso… seguimos cobrando”, pero no ha prometido renunciar a su cheque.
Mientras tanto, las senadoras Amy Klobuchar (D-MN) y Elizabeth Warren (D-MA) enfatizaron que “nuestros militares no cobran”, aunque ninguna ha anunciado planes de rechazar sus propios sueldos.
Incluso el representante Adam Schiff (D-CA), quien advirtió sobre la “tremenda dificultad para muchos empleados federales”, no ha dicho si donará o diferirá su salario. El propio Schiff tiene un patrimonio estimado de al menos 1,2 millones de dólares.
El contraste entre la retórica y la acción es marcado. Como dijo el propio Schiff: “Ellos todavía tienen que pagar la renta, todavía tienen que pagar la hipoteca, todavía tienen que comprar comida, todavía tienen que comprar medicinas.”