El ascenso al poder del alcalde electo de la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, ha generado un intenso escrutinio sobre quién lo ayudó a alcanzar la victoria y quiénes ahora influirán en su administración. El círculo cercano de Mamdani incluye a poderosos activistas, organizaciones políticas y sindicatos con fuertes agendas ideológicas, lo que plantea interrogantes sobre la influencia que podrían ejercer una vez que asuma el cargo en enero.
“Cuando aceptas dinero de personas en política, si las decepcionas, van a venir por ti”, dijo el estratega político Hank Sheinkopf. “Si no cumple, ellos lo recordarán.”
Entre los aliados más cercanos de Mamdani se encuentra la activista palestino-estadounidense Linda Sarsour, quien se ha descrito a sí misma como mentora y amiga. Sarsour dijo a los asistentes de una reciente conferencia de CAIR que hará que Mamdani “rinda cuentas” y no le permitirá “hacer lo que le dé la gana cuando llegue al Ayuntamiento”. Crítica de larga data de Israel, Sarsour alguna vez declaró: “No se puede ser feminista y sionista al mismo tiempo.”
Los grupos políticos relacionados con CAIR donaron más de 140 000 dólares al PAC de Mamdani. El senador de Arkansas Tom Cotton ha pedido una investigación sobre la organización musulmana de derechos civiles, alegando que tiene “profundos vínculos con organizaciones terroristas.”
La alineación de Mamdani con los Democratic Socialists of America (DSA) también resalta sus raíces de extrema izquierda. El DSA ha abogado por “la despenalización de todas las drogas, el trabajo sexual y los delitos menores”, posturas que han generado fuertes críticas tanto de las fuerzas del orden como de los demócratas moderados.
La United Federation of Teachers, que representa a más de 200 000 trabajadores de la educación, también desempeñó un papel en la campaña de Mamdani y ya obtuvo una promesa de 12 millones de dólares para contratar a 1 000 nuevos maestros al año.
Mientras Mamdani se prepara para dirigir la ciudad más grande del país, esta red de activistas, donantes y grupos ideológicos podría determinar no solo sus prioridades, sino también el tono político del futuro de la ciudad de Nueva York.






