Un operativo de alto impacto en materia de inmigración liderado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) resultó en el arresto de más de 230 inmigrantes ilegales con antecedentes criminales en Florida.
La redada, realizada bajo el nombre “Operación Dirtbag”, se centró en delincuentes violentos, incluyendo a más de 150 inmigrantes ilegales identificados como delincuentes sexuales, muchos de los cuales enfrentaban cargos por crímenes contra menores.
Entre los arrestados se encontraban personas con cargos como intento de asesinato, agresión agravada, abuso sexual, tocamientos lascivos a menores y robo con allanamiento. Las agencias de aplicación de la ley de Florida, bajo el liderazgo del gobernador Ron DeSantis, brindaron plena cooperación a las autoridades federales.
“Estas personas eran delincuentes sexuales, pero no solo delincuentes sexuales… atacaban a niños,” compartió Noem.
La secretaria Kristi Noem, supervisando las operaciones del DHS, afirmó que esta iniciativa es solo el comienzo, diciendo: “Nuestros niños estarán más seguros. Y esta colaboración con el gobernador DeSantis en Florida es un modelo que queremos replicar en todo el país.”
Noem destacó que la disposición de Florida para colaborar fue clave para el éxito de la operación, calificándola como una “prueba de concepto” de cuán efectiva puede ser la aplicación de la ley de inmigración interior cuando los estados apoyan los esfuerzos del DHS.
Además agregó: “Estas personas nunca deberían haber estado en nuestro país desde un principio, y el hecho de que fueran desviados sexuales y pervertidos, y ahora los hemos sacado de nuestras calles… es notable, y necesitamos hacer más de esto.”
Esta operación contrasta con las políticas de las ciudades santuario, donde los gobiernos locales a menudo se niegan a cooperar con las autoridades federales de inmigración. Las declaraciones de la secretaria Noem enviaron una señal clara de que el DHS tiene la intención de sortear estas limitaciones y llevar a cabo acciones de cumplimiento dirigidas donde sea necesario.
La Operación Dirtbag subraya la necesidad continua de fronteras seguras, procesos de verificación exhaustivos y mecanismos de aplicación sólidos que eviten que individuos peligrosos se aprovechen de las debilidades del sistema de inmigración.
Con la seguridad pública como prioridad, el DHS parece dispuesto a ampliar su campaña contra inmigrantes ilegales con antecedentes criminales, especialmente en los estados que colaboren con las fuerzas de seguridad federales.
