Una caravana de aproximadamente 1,200 migrantes, en su mayoría procedentes de Cuba, avanza hacia el norte a través del sur de México, pero a diferencia de años anteriores, este grupo no se dirige a la frontera con Estados Unidos. En cambio, su destino es Ciudad de México, un cambio que muchos atribuyen a las estrictas políticas migratorias de Trump, las cuales han reducido drásticamente los cruces ilegales hacia Estados Unidos.
La caravana comenzó su recorrido en Tapachula, una ciudad fronteriza con serias dificultades que durante años ha estado saturada por oleadas de migrantes que huyen de la pobreza y la violencia en Centroamérica. Ahora, cada vez más personas optan por quedarse en México en lugar de arriesgar el viaje hacia el norte bajo las renovadas medidas de control de Trump.
“¿Por qué querría ir a Estados Unidos? Allí nos odian”, dijo una mujer cubana al diario El País mientras viajaba con sus hijos. Ese sentimiento refleja una reconfiguración regional más amplia, ya que Estados Unidos endurece sus fronteras y México se convierte en un destino más común.
Elaine Dezenski, de la Foundation for Defense of Democracies, declaró a Fox News Digital que el aumento del control fronterizo y las deportaciones en EE.UU. están influyendo en las decisiones de los migrantes, con más personas solicitando asilo en México que en años anteriores. Bajo las políticas de Trump, los encuentros ilegales en la frontera han caído a niveles “no vistos desde la década de 1960”, según el Migration Policy Institute.
Aunque algunos analistas advierten sobre una posible escasez de mano de obra debido a la reducción de la migración, los conservadores ven esto como una prueba de que las fronteras firmes funcionan. La soberanía de Estados Unidos, antes considerada inalcanzable, se está restaurando mediante determinación y cumplimiento de la ley.