Estados Unidos superó oficialmente los 1,000 casos confirmados de sarampión este viernes, marcando el mayor brote nacional en cinco años y generando alarma entre funcionarios de salud pública. Texas sigue siendo el epicentro, con más de 700 casos, mientras que al menos otros 20 estados también reportan brotes.
Las autoridades de salud de Texas informaron 709 casos en todo el estado, principalmente en el oeste, donde una comunidad menonita con bajas tasas de vacunación en el condado de Gaines representa más de la mitad. El brote ha provocado la muerte de dos niños: uno de 8 años en abril y otro de 6 años en febrero, ninguno de los cuales estaba vacunado ni tenía condiciones médicas previas. Las hospitalizaciones suman 92 en 29 condados, aunque los nuevos casos parecen estar disminuyendo.
Nuevo México sumó cuatro casos más el viernes, alcanzando un total de 71, la mayoría concentrados en el condado de Lea. Un adulto no vacunado murió allí en marzo sin haber buscado atención médica. Oklahoma, Kansas, Indiana, Michigan, Montana, Dakota del Norte, Ohio, Pensilvania y Tennessee presentan brotes activos, definidos por los CDC como tres o más casos relacionados. Ohio y Kansas se encuentran entre los más afectados, con 34 y 48 casos respectivamente.
Este aumento coincide con brotes importantes en la provincia de Ontario, Canadá (1,440 casos), y el estado mexicano de Chihuahua (1,041 casos), todos relacionados con la misma cepa del virus. Expertos en salud advierten que la disminución en las tasas de vacunación infantil y el aumento de viajes internacionales están impulsando los brotes en EE.UU.
El sarampión es uno de los virus más contagiosos, transmitido por gotas en el aire. Puede provocar complicaciones graves, incluyendo neumonía, ceguera, inflamación cerebral y la muerte, especialmente en niños no vacunados. La vacuna triple viral (MMR) sigue siendo la medida preventiva más eficaz, con dos dosis que ofrecen protección casi total.
Los CDC instan a las familias a asegurarse de que sus hijos estén completamente vacunados y advierten que las zonas con cobertura de vacunación inferior al 95% son especialmente vulnerables. Las tasas de vacunación infantil con MMR han disminuido en todo el país desde la pandemia de COVID-19, y cada vez más padres solicitan exenciones de vacunas.